La verdadera función de un mercadólogo

Tú no eres un artista. Tu resuelves problemas.

Por más decepcionante que se escuche, es la verdad. Seis años de trayectoria trabajando con empresas pequeñas y medianas de la mayoría de las industrias me ha enseñado que al momento en que empiezas a trabajar con un cliente comienza en realidad la relación.

Es por eso que a nivel cliente/agencia (como en la gran mayoría de los negocios y relaciones comerciales) no se cierra una venta, sino más bien, se abre una relación. Y al igual que cuando la novia nos da el tan perseguido “si” comienza el verdadero trabajo, al firmar un contrato con un cliente empieza el conocimiento en la dinámica de procesos, personalidad y situaciones.

¿Por qué es importante esto en la función del mercadólogo?

Simple. Generalmente si no identificas qué es lo que tu novia necesita de tu parte y por ende, no se lo das, lo más seguro es que termines en una relación bastante tormentosa o termine.

Con el cliente es exactamente igual.

Al proponer ideas, estrategias, planes y presupuestos debes de tener siempre presente el perfil de tu cliente, su historia, sus necesidades reales tangibles y las emocionales (que a veces son mucho más poderosas).

El mercadólogo debe ser capaz de mimetizarse y ser lo suficientemente versátil para vender sus ideas comprometiéndose en un resultado. Es decir, no poner una mesa entre el cliente y la agencia, donde cada uno está de un lado defendiendo su punto, Sino enfocarse en generar una dinámica fluída, donde el cliente y la agencia trabajan hombro a hombre sobre una misma problemática, dándole solución en conjunto.

Muchos recién egresados y practicantes, no tienen esta mentalidad y más bien ponen todas sus energías en ser diferentes y ser reconocidos, por que lo que hacen está bien loco, o es diferente. Pero al final del día eso es alimentar el ego… no alimentar negocios.

De ahí la importancia de abrir ese canal de comunicación con quien toma las decisiones y centrarse en resultados

En la industria del marketing, nada es personal. No eres el mejor amigo del cliente, ni él el tuyo, y las sonrisas sólo perdurarán hasta que ambos negocios sigan generando, siendo rentables, creciendo y avanzando.

El lazo de proveeduría es más fuerte que toda referencia personal que puedas brindar. Al mismo tiempo, resultados tangibles en números y rentabilidad, es por mucho un mejor currículum que todas las palmaditas en la espalda que te dan tus colegas.

Enfócate en resolver problemas y generar resultados. Cuando los números estén de tu lado, entonces puedes venderle al cliente una idea tan descabellada, tan diferente, tan artística, tan etérea, o lo que quieras para que implemente en su marca (mientras el presupuesto lo permita).

En resúmen, la verdadera función del mercadólogo es resolver problemas. 

Si partes desde ese punto, te aseguro que tus clientes serán más felices, y por ende tu agencia también. 🙂

Por Guillermo Mayer